La cantante calva

de Eugene Ionesco. Dirección Daniel Spinno Lara

Estreno: 7 de setiembre de 2007. Teatro del Notariado

La obra ''La Cantante Calva'' de Eugene Ionesco no se puede catalogar de pertenecer a un teatro psicológico, ni a un teatro simbolista, ni social , ni poético ni superrealista. Es un teatro que todavía no tiene etiqueta, que todavía no figura en ninguna estantería de confección. La presencia de personajes ''reales'' que tienen contacto con el mundo exterior, acentua la temática absurdista de ''la Cantante Calva''.

La obra en su plenitud es una parodia a la cotidaneidad de la vida del hombre, en particular de 2 parejas que forman un matrimonio. Ionesco a través de su obra se propone romper con toda ley literaria, por lo cual sus personajes y sus respectivas personalidades parecerían carecer de lógica. Dentro del universo paralelo creado por el autor hay dos personajes que estan por encima de todo. Ellos son el Jefe de Bomberos y Mary, la sirviente. El Bombero por un lado es el único que tiene concepción del tiempo, el que tiene un horizonte al cual caminar, objetivos dentro de su vida. En tanto Mary, es una mujer con sueños, que tiene intereses, deseos, tambien sabe lo que quiere, sin necesariamente saber como obtenerlo o sí.

En la obra hay dos cosas que requieren un esencial entendimiento. Ambos matrimonios, los Martin y los Smith representan el ''universon incoherente'' o incoherencia universal de la vida bajo la motonidad, lo que sucede con la rutina. Sus días son idénticos, uno después del otro. El tiempo parece no avanzar con ellos. La obra es un intento de satirizar la tragedia Griega, de que el destino de todas esas monotonías siempre será el colapso y que se repitirá infinitamente, lo que es bastante triste y trágico.

El matrimonio de los Smith en sus infinitas conversaciones en su casa, demuestran lo mucho de nada que se puede decir. Como dos personas pueden hablar todo el día sin decirse absolutamente nada de valor. Los Smith discuten y arreglan sus problemas en la cama, o no,  lo que viene a demostrar el vacío contenido de todos sus diálogos y conversaciones que en muchos casos vienen a ser monólogos de dos personas que no se escuchan mutuamente. Por el contrario, el matrimonio Martin demuestra que el colapso comunicacional entre ellos es de tal envergadura que ya no saben ni donde viven, ni quienes son, ni quienes son sus hijos, ni de su relación como pareja. Ya ni si quiera se relacionan sexualmente. Cuando el Bombero les pregunta: ''y en su casa no se esta quemando nada?'' y ellos responden que ''no, desafortunadamente...'' demuestran que su matrimonio esta en una fase crítica, ya que ni siquiera tienen ningun tipo de vida sexual.

El absurdismo es un producto de la sociedad, no es un estilo anexo inventado para ser cómico y bizarro. Nuestra sociedad cambió al nivel que creó todo el movimiento absurdista, nihilista. El hombre de hoy vive ''esperando su salvación'', que algo cambie su vida radicalmente y que le lleve a un lugar mejor, donde sea feliz. La verdad es que eso nunca pasará, y es absurdo en sí. Ver a un político es un clásico ejemplo de discurso absurdista, es decir mucho sin decir nada; ''la economía va mal... crear empleo... por el cambio democrático... el poder del pueblo...'', etc. La cristalinidad,  el absurdismo esta contenido en la vida cotidiana sin contenido, el tiempo en que vivimos puede ser cíclico, nos movemos en un ''limbo'' que avanza pero no se mueve, queda estático. Y es inmovilidad en el tiempo lo que produce la angustia que mucha gente no se explica.

El Bombero representa al hombre idealista, el que no ha perdido su esencia y que trata de salvar a los matrimonios Martin y Smith, pero ve que está destinado al
fracaso. Representa la caída diaria del hombre de valores, el que cree en el amor y en el honor. El Bombero choca contra la dura realidad hecha tangible a través de los Smith y los Martin. Muchas veces el individuo cotidiano no sabe porque su vida se mueve en un círculo. En el caso de esos dos matrimonios, no tienen ni la menor idea, por lo que el Bombero se da por vencido, sin antes dar un último intento de resucitarlos, preguntando: ''y a proposito... ¿y la cantante calva?'' Él espera que despierten y le respondan: pero esto simplemente no sucede. Los personajes como Mary o el Bombero son incluidos en la obra para hacer la sátira y el contraste mas acentuado. Ellos son nuestro nexo, ya que es cierto que muchas personas en el público con como los matrimonios Martin y Smith, pero los que realmente entienden la obra ven en Mary y especialmente en el Bombero a ellos mismos. Esto crea un sentimiento de frustración con el universo que nos rodea, porque comprendemos que no funciona y que no podemos hacer absolutamente nada para cambiarlo o si. El Bombero en sí es un ser frustrado, es un bombero y no logra encontrar incendios (lo que impulsa su profesión) así que los anda buscando, una metáfora de andar buscando ''significado a su vida.'' Cosa que personas o seres medianamente racionales hacen a menudo, pero que gente como esos dos matrimonios dejaron de hacer hace mucho, cuando sus vidas cayeron en la rutina, perdieron el horizonte.

 

La tragedia del lenguaje

En 1948, antes de escribir mi primera pieza: La cantante calva, no quería covertirme en un autor teatral. Ambicionaba simplemente aprender inglés. El aprendizaje del inglés no conduce necesariamente a la dramaturgia. Al contrario, me convertí en un autor teatral porque no logré aprender inglés. Tampoco escribí estas piezas para vengarme de mi fracaso, aunque se haya dicho que La cantante calva era una sátira de la burguesía inglesa.

Si hubiera querido y no hubiera logrado aprender italiano, ruso o turco, se hubiera podido decir igualmente que la pieza resultante de ese esfuerzo vano era una sátira de la sociedad italiana, rusa o turca. Me doy cuenta que debo explicarme. He aquí lo que me sucedió: para aprender inglés compré, pues, hace nueve o diez años, un manual de conversación franco-inglesa, al uso de los principiantes. Me puse a trabajar.

Copié concienzudamente las frases extraídas de mi manual para aprenderlas de memoria. Releyéndolas atentamente, no aprendí inglés pero sí, en cambio, verdades sorprendentes: que hay siete días en la semana, por ejemplo, lo que, por otra parte, sabía; o bien, que abajo está el piso, arriba el techo, lo que sabía igualmente, quizá, pero en lo cual nunca había reflexionado seriamente o que había olvidado, y que me parecía de pronto tan asombroso como indiscutiblemente cierto

tuve entonces una revelación. Ya no se trataba para mí de perfeccionar mi conocimiento de la lengua inglesa. Consagrarme a enriquecer mi vocabulario inglés, aprender palabras para traducir en otra lengua lo que podía igualmente decir en francés, sin tener en cuenta el "contenido" de esas palabras, lo que me revelaban, hubiera sido caer en el pecado del formalismo que hoy los directores del pensamiento condenan con justa razón. Mi ambición era mucho mayor: comunicar a mis contemporáneos las verdades esenciales reveladas por el manual de conversación franco-inglesa. Por otra parte, los diálogos de los Smith y de los Martin eran propiamente teatro, ya que teatro es diálogo. Lo que tenía que hacer, pues, era una pieza de teatro. Escribí así La cantante calva, que es por consiguiente una obra teatral específicamente didáctica. ¿Y por qué se llama La cantante calva y no titularla La hora inglesa, como quise en cierto momento hacerlo? Sería una historia muy larga: una de las razones por las cuales La cantante calva fue titulada así, es porque ninguna cantante, calva o cabelluda, hace su aparición. Ese detalle debería bastar. Toda una parte de la pieza está hecha colocando una a continuación de la otra frases extraídas de mi manual de inglés; los Smith y los Martin de mi pieza, son los mismos, pronuncian las mismas sentencias, realizan las mismas acciones o las mismas "inacciones"

... Para mí, se trataba de una suerte de desmoronamiento de la realidad. Las palabras se habían convertido en cáscaras sonoras, desprovistas de sentido; también los personajes, desde luego, se habían vaciado de su psicología y el mundo se me aparecía bajo una luz insólita, quizá su verdadera luz, más allá de las interpretaciones y de una causalidad arbitraria.

Al escribir esta obra (pues esto se había convertido en una suerte de pieza o antipieza, es decir, una verdadera parodia de una pieza de teatro, una comedia de la comedia) sentía un verdadero malestar, vértigo, náusea. De cuando en cuando me veía obligado a detenerme y, al mismo tiempo que me preguntaba qué diablos me forzaba a seguir escribiendo, iba a echarme en un sofá con el temor de verlo caer en la nada; y yo junto con él. Cuando terminé este trabajo me sentí, sin embargo, muy orgulloso. Imaginaba haber escrito algo así como una tragedia del lenguaje... Cuando se representó me sorprendió casi oír reír a los espectadores que tomaron (y siempre toman) estas cosas alegremente, considerando que era una comedia, incluso una broma. Algunos (Jean Pouillon, entre otros), los que sintieron el malestar, no se equivocaron.

Extractos de una conferencia de Eugéne Ionesco sobre su obra.

 

Elenco: Andrea Davidovics, Estela Medina, Jorge Bolani, Levón, Claudia Rossi, Lucio Hernandez

Escenografía: Claudio Goekler

Vestuario: Cristina T. Cruzado

Iluminación: Juan José Ferragut

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