El hombre inventado

texto y dirección Roberto Suarez

Estreno: 6 de diciembre de 2005. Sala Verdi

Te has olvidado de ti mismo, olvidaste tu nombre divino, no creíste en ti mismo, encuentras demasiado atrevido el serlo, es más simple asemejarse a los demás, ser una caricatura, un número confundido en el ganado. Ruedas por todas partes como una moneda en circulación. Finalmente eres un hombre como la gente desea.
Sören Kierkegaard


El hombre inventado nace de un breve cuento oral, de la propia creación de los actores y técnicos, bajo la influencia de E.T.A. Hoffmann, Tadeus Kantor, Gombrowitcz, el realismo fantástico latinoamericano, Federico Fellini, lo ominoso, la tradicional profana fiesta de San Juan, según relata Roberto Suárez, su creador y director.

Esta pieza que implicó una forma de trabajo poco habitual para el elenco de la Comedia y los actores especialmente invitados para el trabajo, irá en una Sala Verdi prácticamente tomada por un importante proyecto escenográfico. El hombre inventado implica, según su director, la búsqueda de una expresión teatral que rompa la cuarta pared imaginaria existente entre la obra y el público con una comunicación que alcance a zonas del inconsciente colectivo, que se ordene más allá del relato dramático.

Por eso sus personajes son islas que se unen al juego teatral para cumplir con la ceremonia en un constante deambular entre el arquetipo, sus propios recuerdos a veces ambiguos e inacabados, siempre libres de la psicología y la lógica.
Serán esos recuerdos los que darán forma al hombre inventado, ese que rearma su vida desordenadamente, según el impulso y expresión de sus deseos. El hombre inventado, un ser que se ha perdido a sí mismo, que no se encuentra, que ha sido expulsado de sus recuerdos.

La obra parte de un cuento; la historia de un hombre en crisis, al que los muertos evocan para que recupere su memoria.
La ciudad, donde habitan los personajes está en un momento de estancamiento, de dolor, de sufrimiento que se hereda.

Es un juego con el público, en la obra nadie dialoga con nadie, no hay un solo diálogo, todo se lo cuentan al público, desde un estado de emoción. Al contarlo directamente, está pasando, el público cree en la ficción.

Es una fotografía de la realidad, pasada por la metáfora, cada quien va a hacer su propia lectura, lo que se busca precisamente es dar lugar a lecturas múltiples.

El mecanismo de trabajo participa de y en la imaginación del actor para que la obra no sea sólo palabra; lo que vemos es una acción continua en el escenario, la dirección se desarrolla en base a la acción que se está formulando y a la creación del actor.

Al ser el texto el resultado de una dramaturgia para la escena, las acotaciones son el resultado de la proposición escénica, nada surge impuesto por la imaginación del autor, que procesa lo que los actores le dan.

No hay improvisación sostiene Suárez hay trabajos sumamente acotados a algo, es decir, estamos trabajando tal escena, que se trata de tal cosa y apuntamos a tal clima y a tal escencia . Suárez tiene claras las distintas escenas que quiere trabajar y qué va a aprobar y qué no y ahí vas encontrando el estilo, que es lo antisicológico en la forma de trabajo, lo que también genera muchos problemas, pero eso es aparte .
Los personajes son trazos de una pintura, es un gran estado, no hay procesos sicológicas en los personajes. En el ensayo es donde buscás la pre-existencia. No una pre-existencia sicológica. De ese modo, la textura del personaje está dada por lo que lográs en el ensayo; si alguien sufre en esta obra, nunca va a ser el actor, siempre es el público, porque vos centrás el juego de la sicología justamente allí, en el público. Es una exposición .
Desde su primer texto La fuente del abismo este proceso ha ido evolucionando, acá es más radical y más me lo creo yo. Yo no me creo una historia de teatro que sucede en un apartamento y tal va a matar a otro; no me creo ya el teatro con cuarta pared .

La escenografía es de contorno, sostiene la imagen como un gran cuadro; se busca una armonía desde el punto vista plástico, para ello se trabaja con los técnicos desde el primer día, sobre una idea estética anterior.
Todo lleva a la idea de muerte, todo está embrutecido por el tiempo; los objetos son viejos, tienen tierra y moho. Si fuera una ciudad, sería una ciudad aniquilada. Al mismo tiempo dentro de los juegos posibles, esto podría ser un manicomio.

Acerca de las influencias, durante el proceso de trabajo e investigación surge la figura de ETA Hoffmann -escritor con el que en verdad Suárez está obsesionado. Freud basó en él su tesis sobre lo ominoso sostiene. Y, acto seguido, lo describe: es la angustia infantil, que surge por ejemplo cuando estás en tu casa acostado y vés pasar la sombra de un auto, en el momento que vos no sabés que eso es la sombra de un auto empieza lo ominoso, que no es ni terror ni miedo, sólo una angustia que surge cuando lo familiar, lo normal se vuelve siniestro .

En la obra se plantea también la recuperación de los mitos paganos, de tradición popular como la Noche de San Juan o el Judas; el personaje de La matriarca sería como una gran abuela aunque no haya relaciones familiares siempre está instalando la tradición, hace alusiones constantes a la Fiesta de San Juan o a lo que pasa cuando alguien muere.

Lo femenino está representado a través de tres formas de mujer, una es la que mantiene la tradición a como dé lugar, que por momentos puede reprimir pero en última instancia es la que salva todo; la más joven de todas Olympa, comienza la obra reprimida, es renga y quiere irse, lo logrará pero totalmente trastornada. En tanto La mujer servicial, intentará todo el tiempo servir, ayudar a los demás, como forma de no ver su propia realidad.

Los personajes parecen sacados de un cuento infantil ruso; el cuento infantil tiene algo de ominoso, pasa de lo más lindo al horror Hansel y Gretel están en una casa de caramelo y unos minutos después una bruja se los quiere comer.
El tema de la muerte en todos los personajes es durísimo, lo infantil, la ingenuidad de los personajes, lo matiza. Los muertos mandan, hay también una cuestión filosófica: no se puede borrar el pasado vos sos tu abuela muerta y nunca te vas a escapar de eso, es la condena de la evolución del hombre y ahí es que estamos todos endeudados El hombrecito termina siendo uno más de su núcleo social .

Como la obra es demasiado uruguaya, hay que traspolarla para que no te afecte. Por ejemplo: San Juan se festeja en Navidad; si yo pongo Navidad, entonces se pierde toda la magia de la obra, porque la Navidad es algo muy próximo, muy cercano; Por eso yo prefiero poner San Juan, donde también se cuelga un Judas, también se festeja y está más relacionado con la muerte .
La Navidad evoca a la familia reunida, pero también se evoca a la muerte, los funerales o las bodas; porque la ceremonia es algo que no borramos, la ceremonia es teatral.

Los temas recurrentes en la obra son la niñez, la muerte, la locura y el ojo con que se mira un ojo espantado ; también lo milagroso, que aparecerá al final.
La obra, si bien se apoya en bases teóricas, no intenta explicar nada, es un hecho que se sucede.

 

Elenco: Julio Calcagno, Gloria Demassi, Isabel Legarra, Levón, Alejandra Wolff, Juan Worobiov

Actores invitados: Héctor Spinelli, Soledad Pelayo, Sergio Gorfain, Yamandú Cruz

Escenografía: Adán Torres, Facundo Garay

Vestuario: Paula Villalba

Música: Silvia Meyer

Iluminación: Pablo Caballero

Maquillaje y Máscaras: Ricardo Rosas

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