Caníbales

de George Tabori. Dirección Alberto Rivero

Estreno: 26 de junio de 2004. Teatro  Victoria

Húngaro, exiliado de Alemania y con pasaporte inglés, hacia 1951, cuando ya era un novelista de éxito, Tabori conoció a Bertolt Brecht en los Estados Unidos y fue el director del Berliner Ensamble quien lo ayudó a dar sus primeros pasos en el teatro. En las dos décadas siguientes escribió para Broadway (Elia Kazán incluido) y para Hollywood (son señalables sus trabajos para Hitchcok y Losey). Tabori no sólo participa del Actor s Studio de Lee Strassberg , sino que se interesa por el teatro off de los 60.
De esta maduración es fruto Caníbales, una obra del agitado año de 1968, con la que el dramaturgo fue invitado a presentarla en Alemania. La importante respuesta de público y crítica lo deciden a quedarse en ese país donde, en poco tiempo, se convertiría en uno de los pilares de la escena local, en la cual volcó su experiencia americana. El teatro alemán es hoy uno de los más dinámicos del viejo continente y Tabori sigue creando, dirigiendo y enseñando.

En Caníbales, veinticinco años después de los hechos, descendientes de víctimas de Auschwitz se reúnen con dos sobrevivientes para tratar de comprender qué fue lo que ocurrió en aquel barracón donde sus progenitores llegaron a extremos insólitos bajko las feroces circunstancias que les tocó vivir. En la escena coexisten los vivos y los muertos; el pasado y el presente, y los actores cambian de la primera a la tercera persona logrando un poderoso efecto de distanciamiento que consigue plantear como actuales los dilemas de una situación límite en el pasado compartido.

A Tabori no le interesa denunciar una vez más los crímenes nazis; éstos no son los protagonistas. Le importa sí, estudiar los límites de la moral y la ética en personas sometidas a una gran presión. Busca encontrar ese punto donde parece que la dignidad humana se vuelve inútil y hasta nociva. También, la vía para que la memoria recupere todo, no sólo los terribles crímenes sino las acciones aparentemente insignificantes de cada uno. Por eso la obra termina con una insistente pregunta: «¿Qué hiciste en la guerra, Papa? Una pregunta que acosa a todas las generaciones hijas de procesos de dictadura, violencia o guerra.

El autor cuenta: El día del estreno, Martin (Fried, el co director) y yo, teníamos preparadas las maletas y los billetes del avión que salía de inmediato; incluso habíamos encargado un taxi para que nos aguardase en la puerta trasera del teatro. Cuando al final de la obra se apagaron las luces, se hizo un silencio interminable, espeso, un silencio sofocador.
Martin, quería salir rápido, ya que si no perderíamos el vuelo. Pero en ese instante, el público empezó tímidamente a aplaudir, como si despertase de un sueño, hasta bramar en una ovación como hasta entonces nunca habíamos recibido. Los espectadores estaban conmocionados y el silencio había sido la expresión de esa conmoción. Obviamente tuvimos que quedarnos.

Tabori, que había perdido a cuarenta de sus familiares en los campos y no había querido volver antes a Alemania, acababa de lograr «comer el corazón del enemigo», tal como recomienda un personaje de la obra.

 

Elenco: Jorge Bolani, Julio Calcagno, Juan Worobiov, Fabricio Galbiati, Delfi Galbiati, Levón, Luis Martinez, Pablo Varraillhón.

Actores invitados: Daniel Bérgolo, Bruno Cetraro, Eduardo Guerrero, Lucio Hernandez, Ernesto Laíño, Tito Prieto.

Escenografía:  Alejandra Fleurquin/Paula Kolenc

Vestuario: Paula Villalba

Iluminación: Papariello

Asistente de dirección: Lucía Arbondo

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