Tartufo

de Moliére. Dirección Enrique Guarnero

Estreno: 19 de abril de 1968. Teatro Solís

Fuera de la gloria indiscutida de Moliere, todo es equívoco en el destino de Tartuffe. En sus "Testimonios sobre el Teatro", Jouvet intenta el escrutinio de esas ambigüedades: obra prohibida y permitida, obra escarnecida y celebrada, obra antirreligiosa y apólogo moral, ataque a los jesuitas, ataque a los janseistas, ataque a los impostores. Y el centro más cuestionado fue la propia persona de Tartuffe: es un monstruo, es un hombre normal que se conduce normalmente frente a las tentaciones que le sirve la estupidez ajena; es un impostor, es un hipócrita; es un concupiscente,  es un místico; es un provinciano burdo, es un hombre de salón.

Tal suma de equovocidades se refleja en la composición de su estampa; es un Watteau, es un Rembrandt; es un jocundo y rosado, salutífero; es siniestro, encerado y  enjuto, viste ropas negras. Para completar el proceso,  hasta tuvo más de un nombre: en días de la prohibición y a fin de contrabandearlo a la censura real, Moliére lo rebautizó "Panulphe".

También en posible ver en Tartuffe una víctima de la moral de su época, de nuestra moral todavía. Dice Sartre a propósito de Genet: "La moral en nombre de la cual lo condenan se la han inculcado tan profundamente que forma cuerpo con él". Algo de eso pasa con Tartuffe: su comportamiento es una sublimación de las hipocresías comunes y corrientes; pero quienes lo rodean y en definitiva lo juzgan, viven en el consentimiento de esas mismas hipocresías.

Tres siglos justos de gloria (Tartuffe pudo representarse sin sobresaltos desde 1669) hacen toda esta carga de interpretaciones y suposiciones. Hacen también la tradición de uno de los personajes más ricos (hasta por ambiguo) de toda la historia del teatro. Tartuffe es un retrato de la condición humana y por compleja, la condición humana no se presta a etiquetas únicas, a definiciones rotundas y maniqueas.

Asumir este papel en el teatro debe ser - me imagino- una de las ambiciones centrales en la carrera de un actor. Por eso ha habido tanto Tartuffes que importen como actores importantes lo hayan abordado. Y por eso también,  a diferencia de tantas otras obras, Tartuffe jamás se repone. O se le vuelve a inventar o simplemente se fracasa con él.

Carlos Martínez Moreno

Elenco: Carmen Casnell, Maruja Santullo, Dumas Lerena, Nelly Antúnez, Horacio Preve, Elena Zuasti, Alberto Candeau, Juan Jones, Enrique Guarnero, García Barca, Enrique Martínez Pazos, Omar Giordano, Lalo Gómez, Alfredo González, Marta Albertini

Escenografía y luces: Hugo Mazza

Bocetos de vestuario: Domingo Caballero

 

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