Federico, pasión y sangre derramada
de Carlos Manuel Varela. Dirección Miguel Pinto
Estreno: 1998. Sala Verdi
En algún lugar del tiempo, Federico, eternamente joven, como al momento de su muerte bajo las franquistas balas de la intolerancia en su Granada como lo recordara por siempre León Felipe, entra en la sala de un teatro para dar una conferencia. Una de las tantas. Una como ninguna. Ésta donde se desliza la poesía en la idea, la mirada a la inmediata realidad, el detalle en un crecerse del lenguaje con palabras cuyo brillo tal vez logre atar puñales con la luna.
Federico ya está en el escenario y su voz quiere articular el tema. En ese momento, sus actores, los de la Barraca, los del largo camino, los que guarda en su recuerdo, cobran vida y ellos traen a la escena a los personajes de su obra. Así, el espectáculo se articula y Federico dialoga, interroga, se abandona a la contemplación, mientras fluyen los diálogos de La zapatera prodigiosa, de Doña Rosita la soltera o de Bodas de sangre o la musicalidad de la poesía, ese quejío que rasga al Romancero Gitano, que se hace sangre derramada en el Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejía o viaje y ciudad y melancolía en el Poeta en Nueva York. Y así, entre textos que vertebran su obra, surgen las canciones, las imágenes, los fragmentos de esa memoria viva del río granadino, andaluz y universal que es Lorca, torrente que no cesa, que no ha dejado de fluir entre nosotros.
Homenaje y tributo a una voz mayor de las letras de España, acercamiento al Federico más íntimo, el que visitara Montevideo y cuya proximidad se hiciera tan familiar de la mano de Margarita Xirgú, su/nuestra actriz, o de Rafael Alberti, exiliado en Buenos Aires, compañero de generación y de poesía, o de León Felipe, cuyo airado eco aún se levanta contra los negros fusiles de la muerte.
El espectáculo se estrenó en el año del centenario del nacimiento de Federico García Lorca (Fuente Vaqueros 1898) con un elenco que incluía, junto a los actores de larga trayectoria en el elenco, a los que recién ingresaban a la Comedia Nacional, como eran los casos de Luis Martínez, Pablo Varrailhón y Alejandra Wolff. Desde entonces, Federico, pasión y sangre derramada se presentó en: Espacio Buquebús, Puerto de Montevideo, Museo Blanes, en la Junta Departamental de Montevideo, Sala Verdi, Teatro Solís y Teatro Macció de San José, así como en la Carpa de la Unidad de Animación de la Intendencia Municipal de Montevideo.
En el presente año, la obra se repone en el marco de la serie de eventos realizados como homenaje a Margarita Xirgú, bajo el título La Xirgú, organizados por la Comedia Nacional, la Escuela Municipal de Arte Dramático y el Teatro Solís.
Tal vez la irreparable ausencia de una voz como la de Lorca, rota por las balas franquistas en 1936, me llevó a imaginar una forma ficticia pero muy posible de encuentro: ¿cómo sería si Lorca viniese a dar una conferencia, una lectura, de las tantas que brindaba habitualmente?, ¿no nos permitiría esto convocar su obra, algunos de sus textos fundamentales? Se lo comenté a Carlos Manuel Varela y de allí surgió esta puesta que va desde la frontera del recital al espectáculo propiamente dicho. Un espectáculo de homenaje y que tiene a la vez la posibilidad de un recorrido por sus obras .
Miguel Pinto.