Garibaldi

de Noel Garbona. Dirección Enrique Guarnero

Estreno: 19 de abril de 1969. Teatro Solís

UNA OPINIIÓN PERSONAL
El movimiento teatral de esta ciudad, adulto, creador, con excepciones que confirman la situación general, elude o posterga, sin rechazar, la obra de autor nacional.
Se piensa que da más prestigio y menos riesgo a un director y a un elenco, la aventura con un texto clásico o contemporáneo ya consagrado por la cultura o la moda, que emprenderla con uno de autor nacional que, en todos los casos, todavía, viene al teatro a experimentar, a aprender.

Si queremos una dramaturgia nacional que diga cosas concretas a nuestra sociedad nacional, debemos poner en escena todas las obras nacionales que lo merezcan. Y, además, hallar el modo de que lo merezcan.

En el cotejo entre ese teatro nuestro y el necesario teatro importado, en los desniveles, en las aproximaciones, aprenderemos todos: autores, artesanos y público, a descubrir la realidad de nuestro país y dejar atrás el subdesarrollo mental y la colonia.

Ahora, dos palabras sobre este Garibaldi:
No es una obra histórico-naturalista, sino que a partir de ciertos datos de la historia el autor construyó catorce cuadros que reinventan catorce momentos de la vida de José Garibaldi.
La dirección ha procurado valorizar y entrelazar diversos significados subjetivos que en la obra coexisten.
La puesta en escena se ha concebido dándole la espalda a todo naturalismo decorativo, yendo rectamente al centro de cada situación dramática, buscando en la síntesis nuestro estilo expresivo.
La simplicidad, la liviandad plástica surgida de esta búsqueda, muestra en e escenario el criterio estético con el que intentamos hacer teatro acorde con el tiempo presente.