El Misántropo (o El atrabiliario Enamorado)
de Moliere. Dirección Mario Morgan
Estreno: Agosto de 1973.Teatro Solís y Sala Verdi
Duraba aún el luto en la Corte francesa por el fallecimiento de la reina Ana de Austria, madre de Luis XIV, cuando se estrenó, el 4 de junio de 1666, en el teatro del Palais- Royal, "EL MISÁNTROPO" que los más altos prestigios literarios de la época y posteriores han juzgado como la obra cumbre de Moliére. Las mismas circunstancias que rodearon históricamente su creación, hicieron que la obra difiriese notablemente del resto de la producción de su autor y tomara características propias.
"Misántropo", como su etimología indica, es quien "aborrece al hombre".
Pero la misantropía de Alcestes, el protagonista, es muy particular: viene de su contacto con la mediocridad que es la medida ordinaria del mundo que lo rodea. Espíritu de valores absolutos, Alcestes se ha hecho de la humanidad una imagen ideal que persigue vehemente a través de las imperfecciones de la realidad. Enfrentándolo, Moliére coloca a Filinto para mostrar la actitud contraria o, quizás, el dualismo creado por la oposición de las fuerzas contradictorias que se agitan dentro de nosotros y que hacen que nuestros ideales espirituales se contradigan con las actitudes que debemos asumir en la convivencia diaria. En este sentido podría hablarse de dos actitudes, por opuestas no menos reales, que existen simultáneamente en el ser humano: la realidad y lo que aspiramos a ser. Mientras Alcestes es el hombre honesto en sentido estricto, Filinto es el hombre honesto de acuerdo a las cortesías y complacencias mundanas que en definitiva no son otra cosa que formas de complicidad y que un moralista debe rechazar y condenar. Por eso el calificativo de "misántropo" no es el que mejor le cuadra a Alcestes cuya aversión hacia el género humano tiene como destinatario a los farsantes, a los hipócritas, a los mentirosos: Alcestes es un enamorado, y no solo de Celimena, sino también de la verdad, de la justicia, de la bondad, del honor. Ni el propio Moliére debió estar muy conforme con ese calificativo cuando subtituló a su obra "EL ATRABILIARIO ENAMORADO", esto sí es Alcestes: un enamorado dominado por una negra melancolía, un hombre severo e intolerante, a cuyo alrededor se agita una sociedad maledicente y distorsionada en sus valores y que hace que los enfrentamientos de la pieza sean en realidad, por debajo de su aparente frivolidad, enfrentamientos de conceptos de vida y no una simple querella por el amor de una amada inconstante.
Quizás por la culpa de la época, el personaje de Alcestes fue actuado por Moliére como un papel cómico. Pero ese carácter fue evolucionando luego por las diferentes interpretaciones que le siguieron hasta nuestros días, a tal punto que ya Musset encontraba en EL MISÁNTROPO esa "vitalidad viril tan triste y profunda de la que en vez de reír habría que llorar". Pero fue Juan Jacobo Rousseau, misántropo entre los misántropos, quien haciendo suyas las teorías de Alcestes, tuvo una mayor influencia en la trasposición de su figura y lo convirtió en "un personaje de todos los tiempos". El romanticismo hizo de Alcestes un personaje serio, símbolo de la conciencia, precursor de la revolución contra la hipocresía y con un fondo de humanidad que hace quererlo por encima de la violencia de sus desplantes y sus giros extremados.
Esta es, sin duda, la obra más perfecta nacida del genio de Moliére, la que le costó más trabajo, puesto que contrariamente a su costumbre trabajó en ella varios años.
Es también la que le sirvió de modelo con mayor asiduidad a los autores a través de las diferentes épocas: desde "La Escuela del Escándalo" se Sheridan a "El Enemigo del pueblo" de Ibsen.
Es "una comedia para la gente honesta", dijo Moliére, y su protagonista, es en definitiva la sociedad misma. Pero esta sociedad enmascarada de Moliére tiene como característica - a diferencia de las máscaras de Pirandello - que en ella no se puede disociar la máscara de la naturaleza íntima del personaje, la mácara constituye la estructura misma de esta sociedad y de ahí su perfecta integración y la deformación óptica que vuelca el autor sobre los caracteres que rodean al eje central de la acción de la que deriva la risa satírica del espectador.
Elenco: García Barca, Jorge Triador, Eduardo Schinca, Estela Medina, Elena Zuasti, Horacio Preve, Delfi Galbiati, Maruja Santullo
Escenografía: Hugo Mazza
Vestuario: Guma Zorrilla
Iluminación: Carlos Torres