Rockefeller y los Pieles Rojas

Western de cámara en 2 actos de René de Obaldía. Dirección Elena Zuasti

Estreno: 21 de junio de 1967. Sala Verdi

¿Se puede meter un "western" en una botella?

¿Acaso tengo necesidad de presentar los personajes de esta obra? Creo que les serán tan familiares como los de la "Commedia dell´Arte: Colombina, Pantalón, Arlequín... El Sheriff, el Buen Mozo Enigmático, la Muchacha Salvaje, el Patriarca, la Mujer Fuerte (según el Evangelio), el Médico Borracho, la Prostituta de Buen Corazón, Ojo de Lince, forman parte de nuestro repertorio mental, de nuestra pequeña mitología portátil. Sólo tienen que descender de la pantalla de un cine y venir a situarse sobre el escenario de este teatro. Pero la empresa no resulta tan sencilla, porque ellos soportan mal el estar encerrados en unos pocos metros cuadrados. Las largas cabalgatas, el incedio de los "ranchs", la lucha sin cuartel entre Mormones y Mohicanos, el asalto a la diligencia, los caballos que se hunden con sus junetes en las turbulentas aguas de Río Grande, todo esto se aviene mal con los espacios estrechos y limitados. Pamela se desata en imprecaciones, Carlos juega con su revólver mientras me mira amenazante, John - Emery escupe despectivamente a mis pies.

"Esta noche - les dije- ustedes se transformarán en personajes de teatro. Lejos de mí el querer contrariar sus pasiones; estas pasiones se encontrarán solamente, más... ¿cómo diría?... circunscriptas". Ninguno de ellos, salvo el médico - y éste estaba demasiado borracho- comprendió la palabra "circunscripta". ¡Fue una tarea difícil el explicarla!

Con la finalidad de acusar aún más las diferencias de géneros y evitar todo malentendido, me atuve - como Uds. verán- a las tres reglas del teatro clásico: un solo decorado. Tiempo y acción violentamente ceñidos. ¿Alcanzaremos así "Lo Sublime"?. ¿Lograremos encerrar el western en una botella? No sabría decirlo, pero de lo que estoy seguro es de que en esta empresa es imprescindible la complicidad de Uds. para suplir con la imaginación los grandes espacios circundantes.

A Uds. les corresponde presentir, detrás del decorado, la pradera poblada de bisontes, y los miles de pieles rojas montados en sus corceles dispuestos a atacar a la menor señal.

El telón va a levantarse sobre la casa de los Rockefeller, miserables colonos, instalados en Kentucky. ¡Atención! Agárrense de sus vecinos; el tiroteo no tardará en comenzar.