Margarita Xirgu
La consagración de Margarita en el teatro de lengua castellana, su vinculación con Federico García Lorca. La carrera artística de Margarita Xirgu en el Uruguay.
La actriz catalana Margarita Xirgu hacía Frou Frou en el Teatro Principal de Barcelona en 1911, cuando fue descubierta para América por el empresario teatral argentino Don Faustino Da Rosa. Gracias a las gestiones de amigos en común del rechazo inicial de la actriz se llegó finalmente a principios de 1912, a la firma de un contrato para su presentación en distintos escenarios americanos.
Precedida por su fama de actriz consagrada, llegó a Buenos Aires al año siguiente. Debutando en el Teatro Odeón, del que Da Rosa era su director, con una obra de Hermann Sudermann, Magda.
A partir de entonces la carrera americana de Margarita la llevaría, en distintas giras, a presentarse en otros escenarios.
Vuelta a España, vivió las alternativas de la Primera Guerra Mundial desde los escenarios españoles. Es precisamente en 1914 que la actriz se incorporó definitivamente al teatro castellano, presentándose en Madrid con El patio andaluz de Rusiñol y Elektra de Hugo von Hofmannstahl.
Su biógrafa Antonina Rodrigo, cita varias de las apreciaciones que la crítica española hizo en su momento.
Entre ellos en El Liberal, aparecía: "La prueba era difícil y arriesgada, pues de la sentencia que debía dictarse dependía, el porvenir, favorable o adverso, de la hasta hace poco eminencia puramente regional . (*I)
La sentencia, así con esa expresión de tanto peso a la que hacía referencia el crítico de El Liberal, fue favorable, sosteniendo en el mismo artículo que ...la célebre actriz catalana (...) es una artista de méritos indiscutibles, que adquirió carta de naturaleza como actriz castellana de primer orden, a la que le están reservadas muchas y muy legítimas victorias en nuestro teatro nacional. (*II)
En la larga y exitosa vida profesional de Margarita Xirgu, así como en su vida afectiva, Federico García Lorca fue para la actriz un referente.
En una entrevista publicada en el diario El Debate, lo recordaba así: Federico era un talento lo descubrí yo y yo lo llevé al teatro. Nos unía una amistad artística y personal tan acrecentada, que hoy desaparecido de la vida en la que vivo yo, siento que mi arte ha perdido algo más grande: un auxilio. Yo tenía en él a mi autor, a mi poeta; yo lo había guiado hacia la gloria, lo había hecho de todas las tierras, de todos los mundos; yo había ofrecido mi voz para sus palabras y las divulgaba por todos los ámbitos del mundo. Yo di el acento primero a su obra primogénita Mariana Pineda y estrené cuatro de sus cinco producciones teatrales. Mariana Pineda, La zapatera prodigiosa, Doña Rosita la soltera, Bodas de sangre y Yerma.
Fue mi autor, fui su intérprete.
(...)
¡Era mío! dice con su peculiar acento deprecatorio. Era artísticamente mío, porque yo lo ayudé a nacer y porque yo dije por él la primera palabra de sus palabras ignoradas. ¡Era mío el pobrecillo! Mío, primero, para ser luego, gloriosamente de todos los que supieran valorarlo y comprenderlo. (*III)
Margarita y Federico se conocieron en Madrid en 1926.
La celebridad y talante artístico de Margarita hizo que García Lorca le destinara a ella el texto deMariana Pineda, antes de conocerse personalmente y cuando Margarita ignoraba aún la existencia del joven poeta.
Mariana Pineda se estrenó en Barcelona, en el teatro Goya en junio de 1927.
Federico había hecho él mismo, el proyecto para la escenografía; sobre ese proyecto trabajó Salvador Dalí, la realización le fue encargada al también amigo de Federico, Rafael Barradas.
García Lorca, Xirgu, Dalí, Barradas... ¿qué más podría pedir el teatro?
Haciendo una valoración de este, su primer texto teatral, explicaba García Lorca No enfoqué el drama épicamente. Yo sentí a la Mariana lírica, sencilla, popular. No he recogido, por tanto, la versión histórica exacta, sino la legendaria, deliciosamente deformada por los narradores de placeta. (*IV)
Y sobre su heroína protagonista -Mariana/Margarita- escribía unos años después Hace seis o siete años terminé la última escena de Mariana Pineda. La obra recorrió varios teatros, y en medio de los más calurosos elogios me la devolvían, unos, por atrevida; otros, por difícil. Margarita Xirgu la leyó y a los dos meses comenzaron los ensayos para hacerla viva en escena.
Públicamente, y en Granada, donde duerme su sueño de amor mi distinguida heroína, he de manifestarle mi agradecimiento y expresarle de manera fría y razonada la profunda admiración que siento por su labor en el teatro de nuestro país; porque ella es la actriz que rompe la monotonía de las candilejas con aires renovadores y arroja puñados de fuego y jarros de agua fría a los públicos dormidos sobre normas apolilladas. (*V)
Es esa la Margarita que en enero de 1936 iniciaba su cuarta gira por América, y sin saberlo, la que la arrancaría definitivamente de España.
Soñó hacer la gira con su adorado Federico.
Al despedirse en Barcelona habían convenido en encontrarse en México en el mes de abril, ese encuentro no llegó nunca.
La gira se había iniciado en Cuba, irían luego a México, a Perú, a Colombia.
La obra que Federico le prometiera -La casa de Bernarda Alba- no llegaba; pero sí llegaron otras noticias desde España, el estallido de la Guerra Civil, el fusilamiento de Federico, la muerte de Josep Arnall -su marido-.
Margarita no volvió a España. La Guerra Civil Española, el desarrollo de la Segunda Guerra, el régimen franquista, sus compromisos profesionales, probablemente su salud, hicieron de lo que sería una gira, una radicación definitiva en América.
Murió en Montevideo a los 81 años, el 25 de abril de 1969.
El público uruguayo conocía bien a Margarita cuando en 1949 llegó a Montevideo, invitada por la Comisión de Teatros Municipales, que presidía Justino Zavala Muniz.
Venía a cumplir una doble tarea: dirigir al elenco oficial y desempeñarse como Directora de la Escuela Municipal de Arte Dramático.
Como actriz, directora teatral y docente, vivió en el Uruguay como siempre lo había hecho con la inquietud del teatro, en palabras de García Lorca.
En la Comedia Nacional, dirigió obras que abarcaban un amplio repertorio de autores clásicos y contemporáneos, básicamente del teatro universal.
Como directora del elenco oficial, debutó con La Celestina de Fernando de Rojas (ver nota aparte), estrenada en el Teatro Solís en octubre de 1949.
Entre las obras de autor nacional debutó dirigiendo La Patria en armas de Juan León Bengoa (ver nota aparte), obra con la que la Comisión de Teatros Municipales quiso rendir homenaje a la figura de José Artigas en el centenario de su muerte.
Sorprendentemente, esta actriz íntimamente vinculada al teatro lorquiano, sólo tuvo en la Comedia Nacional la oportunidad de dirigir Bodas de Sangre (ver nota aparte), que estrenó el 7 de diciembre del 50, cerrando así la cuarta temporada de la Comedia.
Margarita Xirgu, no fue fundadora de la Comedia Nacional, pero sí una notable formadora de jóvenes actores, que se destacarían, muchos de ellos, por méritos propios en la escena nacional y otros escenarios. La misma exigencia y disciplina que tuvo para con ella misma, le exigió a sus alumnos de la EMAD y a los actores en el escenario.
Existen, por cierto, distintas valoraciones de lo que significó Margarita para el teatro uruguayo o más acotadamente para la Comedia Nacional.
Pero es indudable que para la Comisión de Teatros Municipales que fundó la Comedia, fue un pilar fundamental de su tarea.
Entre las repetidas manifestaciones en este sentido que constan en los Libros de Actas de esa Comisión, cuando Margarita fue invitada en 1955 para dirigir, en París, La Casa de Bernarda Alba al año siguiente, en que se cumplirían veinte años del asesinato de García Lorca y Margarita los cincuenta años de vida profesional, Zavala Muniz, con un orgullo inocultable por lo que significaba esta invitación para la actriz, para el país, y sin duda para la propia Comisión que él presidía, destacaba lo trascendente de esta invitación hecha por María Casares ...una eminencia del teatro del mundo y que además ese pedido está acompañado por la Pitoeff y por la Romero, que en este caso le piden a la Sra. Xirgu que dirija e interprete la obra actuando como primera figura y colocándose ellas en segundo lugar.
...cuando hay un festival mundial de teatro y Paris piensa poner en escena una gran obra, con un gran elenco, con el pintor Picasso de escenógrafo, encuentra que está en América la persona que puede hacerlo. Europa debe mirar, no sólo a América sino a nuestro país, al Uruguay y a este teatro, para encontrar que esa persona no es aquí un accidente sino uno de sus funcionarios permanentes, puesta al frente de la Escuela Municipal de Arte Dramático.. Esto es en último término un premio que se tiene merecido la Comisión de Teatros Municipales que ha sabido tener fe y no se ha dejado perturbar nunca por ninguna crítica porque tenía conciencia de lo que hacía.
Después del triunfo en Chile, esto es una ratificación más de lo que la Comisión ha hecho. La costumbre y la lógica de la costumbre, es que cuando se quiere tener a un grande se piense en Europa. Esta vez es Europa que tiene que pensar en el Uruguay. (*VI)
Un homenaje al que Margarita no pudo asistir.
La Comisión fundadora de la Comedia Nacional, renunciaba en 1957 ante el Concejo Departamental de Montevideo. Renuncia que fue aceptada.
Margarita en una carta dirigida a Angel Curotto, expresaba su agradecimiento a la Comisión saliente que le había confiando la dirección de la Escuela Municipal de Arte Dramático, así como la dirección del elenco de la Comedia Nacional, presentando, ella también, su renuncia.
La actriz expresó a la nueva Comisión de Teatros Municipales, que presidió Luis Hierro Gambardella, que en lo inmediato atendería a compromisos profesionales en México, pero que a su regreso, si fuesen necesarios sus servicios como actriz y directora, con gusto volvería a conversar con la Comisión.
Después de su renuncia, Margarita fue invitada para dirigir Peribañez y el Comendador de Ocaña (ver nota aparte), de Lope de Vega en 1962, siendo su último trabajo Pedro de Urdemalas (ver nota aparte), de Miguel de Cervantes, en el año 1967. Las dos obras fueron estrenadas en el Teatro Solís.
UN RECUERDO PARA MARGARITA
Son muchos los recuerdos que Margarita Xirgu ha dejado entre los que la conocieron.
Nelly Mendizábal, egresada de la EMAD en 1952 e integrante del elenco oficial durante varios años, en entrevista realizada el 29 de julio de 2004 (*VII) la recordaba así:
C.P.M. - Hablame de Margarita, cómo era, porque hay tantas versiones...
N.M. - La primera vez que la vi para mí fue una emoción grandísima porque yo la admiraba muchísimo de todas las obras en que la había visto antes. Había una controversia porque también veíamos mucho a la Lola Membrives, si bien es cierto que la Lola estaba dotada físicamente mejor que Margarita en cuanto a voz, la forma de moverse, pero era poco honesta con los textos, cuando había algún bocadillo que tenía mucho éxito, la Lola se lo sacaba a los otros y lo decía ella. Era una tonadillera que después se dedicó al teatro. En cambio Margarita desde un principio hizo teatro y teatro en serio...
Ella como profesora era exigente, tenía cierta predilección por algunos... a mí me quería porque conocía a mi familia. Veraneaba en Parque del Plata, siempre pasaba por casa cuando iba caminando hasta el arroyo, y había simpatizado muchísimo con mi padre.
Era así, muy estricta, consigo misma también en su manera de actuar en la vida y dio pruebas de una coherencia entre vida y acción. Nos dejó marcados con el ejemplo y también con el ejemplo de una gran disciplina.
Ella decía a tal hora empezamos a ensayar y a tal hora se empezaba. Ahora, eso que dicen que nos dejó un acento, que todas hablábamos como ella no es cierto, no son justos.
C.P.M. - Lo que les enseñó fue a decir el verso.
N.M.-Ahí está, nos enseñó a decir el verso clásico. Me acuerdo que hubo un concurso entre los integrantes de la Comedia Nacional para ir por un año a París en el cual intervinieron todos, entre ellos Candeau, con el monólogo de Segismundo de La vida es sueño. Al otro día Margarita nos preguntó qué nos parecía la forma en que Candeau había dicho el monólogo. Y a nosotros de acuerdo a lo que ella nos había enseñado, nos pareció que no había respetado la poesía del texto, porque decir el verso tratando de que parezca prosa, o dar signo de puntuación a donde se le ocurra no puede ser. Y ella dijo: Bueno, han aprendido bien.
Así como Estela Medina desde un principio dijo el verso maravillosamente bien.
(*I) Rodrigo Antonina, Margarita Xirgu, Ed Plaza & Janes, Barcelona, 1980, p.116.(*II) Id.
(*III) El Debate, M. Xirgu se inició en el teatro con una obra de Guimerá, sin firma, 30.06.1939, p.6
(*IV) García Lorca, Federico, Obras Completas, Editorial Aguilar, Madrid, 1966,p.123.
(*V) Id. p.128
(*VI) Libro de Actas C.T.M., Acta Nº.196 del 4 .11.1955(*VII) Entrevista realizada por la Prof. Cecilia Pérez Mondino