Mefisto

de Arianne Mnouchkine. Dirección Aderbal Freire Jr

Estreno: Diciembre 1985. Teatro Solís

DIOS Y EL DIABLO SOBRE EL ESCENARIO

El príncipe Hamlet, en una escena de su inagotable tragedia, mantiene un díalogo con el escritor francés Albert Camus y en este diálogo define el carácter divino: "Y benditos sean aquellos cuya sangre y cuyo juicio se mezclan tan curiosamente que no son una flauta en la que el dedo de la Fortuna hace sonar el agujero que le place".
Contesta Albert Camus: "¿Cómo no iba a condenar la Iglesia semejante ejercicio en el actor? Repudiaba en este arte la multiplicación herética de las almas, la orgía de emociones, la pretensión escandalosa de un espíritu que se niega a no vivir más que un destino y se precipita en todas las intemperancias". No es más que una escena, de ella se puede decir que decididamente no ha sido escrita en su totalidad por Shakespeare, y, sin embargo, presenta la cuestión básica de la naturaleza del actor ¿ dios o el diablo?.

En muchos otros congresos reales o imaginarios sigue escribiéndose la historia del actor, la historia de esa civilización de hipócritas. MEFISTO es un episodio ejemplar de esa historia, y mezcla de tal manera lo real y lo ficticio que frente a él, el diálogo entre el principe danés y el escritor francés es obra de un hechicero menor.

En la Alemania de la República de Weimar, Klaus Mann, un joven intelectual, sensible y brillante, inicia su carrea de escritor. El azar le hace acercarse a un famoso actor, y las aventuras de ese actor, sus acciones y sus supuestas confesiones, construyen un puente de hierro entre el cielo y el infierno para que ambos lo recorran. Muchos años más tarde un proceso que lleva a los tribunales a sus herederos determina la prohibición de la novela MEFISTO. A ese proceso se le ha llamado "duelo de muertos", pero esa denominación extraoficial solamente ubicaba la confrontación en sus debidos términos, aunque estaría mejor titulado si lo llamáramos "duelo alemán".

Ahora, que todo el episodio de MEFISTO es una mezcla de realidad y de ficción, puedo agregarle un elemento fantástico e imaginar al escritor uruguayo Eduardo Galeano, como juez en ese duelo, dictando una ley básica antes de que comenzara: "Nadie se hace héroe por irse, ni nadie patriota por quedarse".

A partir de ahí se desarrolla también la interminable trayectoria del duelo. Ese duelo alemán fue invención y fue realidad, estuvo donde estuvieron los duelistas y donde llegó la noticia de ellos, estuvo en manos de los lectores de Klaus Mann, hasta que cierto día la directora del teatro francesa Ariane Mnouchkine lo puso en su territorio definitivo: el escenario.

En ese momento, el episodio de MEFISTO se vuelve tan universal como la cuestión de que trata. Se funde en el escenario lo que es realidad y lo que es invención y, si es posible el razonamiento, se funden también los conceptos de dios y del diablo en el concepto de dios irresponsable. El actor, creador de otros mundos, abandonando esos mundos a su ignorancia, créase a la imagen y semejanza del dios irresponsable, creador del eterno caos.

Ahora nos toca a nosotros poner las máscaras sudamericanas en este episodio ejemplar. Acá, sentados en las butacas del Teatro Solís, no necesitamos declarar guerra a las dos guerras, asesinar al Archiduque Francisco Fernando, desembarcar en Normandía, porque ya estamos invitados para la III Guerra. Asimismo, nuestro conocimiento de MEFISTO es, de hecho, determinado por la historia sangrienta con que las desastrosas tropas sudamericanas tradujeron el irracionalismo nazista para nuestro continente, como si estuvieran estúpidamente interesadas en que ninguna región del mundo escapara al bárbaro siglo XX.

La discusión de la naturaleza del actor - dios o el diablo - no es la historia de sus episodios ejemplares, y esos episodios no tienen vigencia solamente nacional. La universalidad no es algo difícil de probar. Pero la ampliación social de esa cuestión debe a Shakespeare, el mismo personaje que ha creado al príncipe Hamlet, quizás su mejor formulación: "todo el mundo es un escenario y los hombres son actores empeñados en vivir los siete actos de la existencia". Por lo tanto, definir la naturaleza del actor es lo mismo que definir la naturaleza del hombre.

La extensión final de la defensa de MEFISTO - ser solamente un hombre - es quizás su irremediable condenación.

Aderbal Junior

Elenco: Juan Carlos Worobiov, Armando Halty, Susana Bres, Delfi Galbiati, Nelly Antunez, Jaime Yavitz, Cristina Lagorio, Mario Palisca, Cristina Machado, Estela Medina, Julio Batista, Gloria Demassi, Catherina Pascale, Dumas Lerena, Eduardo Schinca, Claudia Rossi, Miguel PInto, Jorge Triador, Oscar Serra

Actores invitados: Claudio Solari, Richard Ferraro

Ayudante de dirección: Oscar Serra

Escenografía: Claudio Goeckler

Vestuario: Nelson Mancebo

Iluminación: Carlos Torres

Música: Leo Maslíah

Traspuntes: Alejandro Rey, Daniel Pérez, Walter Blanco

 

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