¿Por qué una Comedia Nacional?
Estado y Cultura en Uruguay a mediados del siglo XX. Si bien la creación de la Comedia Nacional fue el fruto de la combinación del esfuerzo de un grupo de hombres con un contexto político favorable, la idea de su existencia fue parte de una concepción ideológica sobre el rol que al Estado le cabía, en relación al ejercicio ciudadano del derecho a la cultura.
Los diferentes trabajos editados hasta hoy sobre al Comedia Nacional y sus orígenes, han dado respuesta de diversas formas más al cómo y no tanto al por qué de la creación, en el Uruguay de mediados del siglo XX, de una institución oficial (por pertenecer al Estado), dedicada a las artes escénicas.
Por su parte, nuestra historiografía nos debe aun el estudio profundo de las relaciones entre el Estado y la cultura ciudadana más allá de las aulas de los institutos de educación formal del país.
No es nuestra intención llenar ese vacío, excede a las posibilidades actuales y al objetivo de este trabajo, que no es otro que el de buscar algunas pistas al por qué de la creación de la Comedia Nacional.
Si se repasa entonces lo que ya se ha estudiado y escrito sobre los orígenes de esta institución, se encuentran dos tipos de planteos diferentes incluidos ya en esta misma investigación, a través de los artículos titulados: La Comedia Nacional: un acercamiento a sus orígenes, de la Lic. Mercedes Orticochea y,Hacia la creación de la Comedia Nacional, de la Prof. Cecilia Pérez Mondino.
En el primero, se puede ver el nacimiento de la Comedia Nacional como fruto del empeño y esfuerzo de casi todas aquellas personas que estaban de algún modo vinculadas al mundo del teatro, que lideradas por Justino Zavala Muniz, asumieron la tarea de llevar adelante esta empresa, obteniendo el éxito que no habían conseguido iniciativas similares anteriores, quizás gracias a un contexto político social y económico que en ese tiempo, y por distintas razones, les era favorable para lograr del Estado, la aceptación a su iniciativa.
En el segundo, se presenta un resumen de esas iniciativas similares anteriores que fracasaron, en tanto no lograron perdurar por no haber captado ni al público que las justificara, ni el interés y compromiso suficiente del Estado, pero que, de alguna forma, fueron los antecedentes directos para que en 1947 se llegara a la creación de la actual Comedia Nacional.
Es entonces nuestra intención en estas páginas, encarar una tercera vía de análisis, que nos acerque un poco más al por qué de una Comedia Nacional en Uruguay.
El Estado y la cultura en Uruguay.
Claudio Rama y Gustavo Delgado plantearon hace más de una década, que el Uruguay se inscribe en el primero de los cuatro modelos de relacionamiento entre el Estado y la cultura que, desde medidos del siglo XX en adelante se desarrollaron en el mundo(*I).
El mismo consiste en ?El subsidio de las actividades culturales en forma directa a través de Ministerios o reparticiones oficiales; pero sin restringir el posible papel de la acción cultural privada... Este modelo de política cultural asume que, sin negar el papel del sector privado como promotor de la cultura, se necesita una acción directa del Estado para promover tanto la generación de bienes culturales como el acceso de los ciudadanos a los productos culturales y, por ende, al ejercicio de sus propios derechos culturales.? (*II)
En Uruguay, la ideología que encierra este modelo, fue plasmada ya por los constituyentes de 1934, que incorporaron a la Carta Magna dos artículos que expresan que ?el trabajo intelectual, el derecho del autor, del inventor o del artista, serán reconocidos y protegidos por la Ley? y que ?toda la riqueza artística o histórica del país, sea quien fuere su dueño, constituye el tesoro cultural de la Nación; estará bajo la salvaguardia del Estado y la ley establecerá lo que estime oportuno para su defensa?. (*III)
Este fenómeno, si bien pueda considerarse vanguardista en cuanto a su presencia en una Constitución Nacional, no es algo aislado a nivel mundial sino por el contrario, es el reflejo en este país de lo que se denominó la ?Segunda Generación de Derechos del Hombre y el Ciudadano?. Un movimiento surgido hacia fines de la Primera Guerra Mundial que promovía una ?segunda generación de derechos humanos, necesaria para el pleno desarrollo de la personalidad del hombre y que poco a poco ha sido ampliamente reconocida? y que, ?tiene como característica fundamental que los derechos que involucra se realizan a través o por medio del Estado?. (*IV)
En este contexto, el Estado es llamado a tomar acciones directas y específicas a favor del desarrollo de la cultura en y de sus ciudadanos y, a diferencia de lo que ocurría históricamente, en cuanto que el Estado intervenía permanentemente en la cultura con la intención de salvaguardar sus intereses; ?la moderna teoría cultural establece que el derecho a la cultura es una responsabilidad que compete al Estado?. (*V)
La red de instituciones públicas destinadas a la cultura que comienza a generarse en esos años en Uruguay, ya sean estas impulsadas desde lo nacional o desde lo municipal, es una muestra de cómo y cuánto se fue desarrollando esta ideología a lo largo y ancho del país. (*VI)
La Comedia Nacional en este contexto.
¿Es entonces la Comedia Nacional un producto de esta ideología? ¿Hasta dónde nació con la intención de ser la herramienta para que el Estado cumpliera con su responsabilidad frente a la cultura?
Ya por lo menos desde 1929, Justino Zavala Muniz aparece en la escena política uruguaya como un claro exponente de esta nueva corriente de pensamiento, en cuanto al rol que al Estado le cabe como impulsor de un movimiento artístico cultural nacional, y a los beneficios que el cumplimiento de dicha responsabilidad traería para la sociedad toda, al presentar en la Cámara de Diputados que él integraba, un proyecto de ley para el Fomento de la Producción Artística (*VII). En su exposición de motivos, el diputado decía cosas como:
Si alguna vez ha podido decirse con razón y sin incurrir en un error común, que una iniciativa parlamentaria llega a satisfacer una necesidad ambiente por todos comprobada, quiero creer que ésta es esa vez cuando elevo a vuestra consideración esta iniciativa que si de algún defecto adolece, me apresuro a declararlo, es, precisamente, de su excesiva modestia comparada con lo que aún restará por hacer.
...¿Es acaso preciso probar ante la conciencia de ningún hombre medianamente ilustrado, la necesidad de que cada país tenga un arte propio diferenciado?, ¿Es preciso agregar una sola palabra a la convicción unánime, para inducir a ningún hombre a admitir que el arte es una forma elevada de la actividad social?
...esta iniciativa que tengo el honor de elevar a vuestra consideración, está inspirada en principios que, aunque modestos y sencillos, tienen en cambio el mérito, de plantear en un terreno más racional y humano el problema de la atención que el Estado debe a los artistas del país.
...En nuestro país, como en los demás, toda vez que el Estado ha debido considerar la condición de sus artistas, ha expresado que éstos desarrollan una actividad social especialísima; principio que animaba el espíritu de Guyau cuando decía: ?El arte es uno de los desenvolvimientos más notables de la actividad humana; es la forma del trabajo más difícil y en la que se pone más de sí mismo; es, por lo tanto, la que merece despertar más interés y simpatía?.
...el arte es lo que llamaremos un hecho social. Existe antes que el Estado; coexiste con él, y existirá por siempre y aún a pesar de él, cualquiera sea en el futuro de los siglos la organización que los pueblos se den.
...el Estado, como órgano representativo de la sociedad, debe estar interesado, por la propia economía social, en que cada individuo alcance el rendimiento máximo de su capacidad.
Y bien: si es innegable que el arte es un hecho que se produce fatalmente en la sociedad, y si es asimismo innegable que el Estado debe cuidar de que los individuos produzcan el mayor rendimiento en el ejercicio de sus vocaciones, sólo es necesario que una condición se cumpla, para producir como resultado lógico de estas premisas, el interés del Estado en fomentar la producción artística. Y esta condición necesaria, es la de que la actividad desarrollada por el artista sumiso al imperativo de su vocación, tenga una aplicación útil para la sociedad.
...Pero establecida ya de una manera razonable la ineludible obligación del Estado de fomentar el desarrollo de las artes, aún quedaría, para un espíritu deseoso de soluciones cerradas, por establecer la necesidad de un arte nacional.
...Una consideración final, y a mi entender decisiva; cuando el Estado invierte grandes cantidades de dinero en el fomento de la cultura física del pueblo, ¿lo hace en la esperanza de desarrollar así las aptitudes físicas de un atleta excepcional?
No. Lo que se quiere, con razón sobrada, es generalizar la salud física del pueblo por medio de los bellos ejercicios; se busca así una generalización del desarrollo de las juventudes para volverlas capaces de cumplir eficientemente los altos fines sociales que les esperan. Pueden surgir, sin duda, los once triunfadores de Colombes; pero, si algo tiene de promisor y grande ese triunfo, es como significado de la colectiva aptitud de un pueblo.
...Nadie podrá negar que merced a la labor de nuestros trabajadores en el arte, se ha creado el ambiente propicio para que Cezanne, por ejemplo, encuentre el cliente capaz de remunerar los extraordinarios valores de su obra.
...No quiero terminar, señores Representantes, sin dejar una última constancia. La República se enorgullece de su estado democrático; es un feliz momento para mí este en que puedo afirmar, sin el más leve temor de ser desmentido, que la generalidad de nuestros artistas se han caracterizado siempre por la dignidad de sus vidas y por la audacia y bella libertad con que han acogido las mejores conquistas de nuestra legislación. Episodios recientes, y continuamente repetidos, evidencian al país que no sería de nuestros artistas de donde surgiría en la hora aciaga, que todos deseamos imposible, el canto servil que justificase ninguna dictadura ni reacción.
Es para estos hombres, para quienes he pretendido establecer una permanente y justa atención del Estado. (*VIII)
Necesidad del ambiente, obligatoriedad del Estado de atender a sus artistas y fomentar el desarrollo del arte que es un hecho social incluso previo a la existencia del propio Estado, y la cultura como garante de la democracia, son los argumentos que indudablemente están por detrás de aquella ?Segunda Generación de los Derechos del Hombre y el Ciudadano?.
Pero claro que Zavala Muniz no era el único representante de esta corriente ideológica en el Uruguay. Desde el periódico El Plata, José Pedro Blixen Ramírez, otro intelectual que tuvo mucho que ver con la futura creación de la Comedia, se expresaba en estos términos frente a la posibilidad de que, en la órbita del SODRE, se creara la Comedia Nacional Estable, al anunciar queComediógrafos, intérpretes y críticos asumían la responsabilidad de la temporada teatral de dicha institución, lo que aseguraría que...el funcionamiento del teatro se convierta en un instrumento cultural útil colocado al alcance del pueblo... han sabido elevar el punto de mira sobre cualquier situación de conveniencia sectorial, eso ha facilitado la buena acogida que han prestado a la gestión legisladores y gobernantes, dispuestos a gravitar, con su intervención decisiva, en el logro de una aspiración común: el desarrollo autónomo del teatro en nuestro país.
...parecería que con el precio de las localidades se quisiera aristocratizar la acción del Estado en el teatro, cuando su obligación es precisamente la contraria: popularizarla.
La cultura oficial debe golpear las puertas de las clases sociales que asfixiadas por el problema económico no han tenido ni espíritu, ni tiempo, ni oportunidad siquiera, de tratar de forjar su cultura propia, tratando de disfrutar de los beneficios que emanan de la obra que se realiza con el aporte de todos los habitantes del país que contribuimos a solventar los gastos que demanda la intervención del Estado en el teatro... (*IX)
Una vez creada la Comedia, y luego de su primer estreno, el Senado de la República felicitó en una de sus sesiones el emprendimiento, y especialmente a su principal impulsor, el entonces miembro de ese cuerpo legislativo Justino Zavala Muniz.
En los discursos de aquel día, lo sucedido fue calificado como depatriótico esfuerzo, a través del cual se debía mostrar al pueblo que obra de Gobierno no es sólo edificar escuelas, sino que es eso, pero que también lo es estimular estas vigorosas manifestaciones del pensamiento creador que enaltecen la condición humana. (*X)
Ese mismo día, quedo en evidencia la necesidad de transformar un emprendimiento que, más allá del nombre, aparecía en los hechos como netamente municipal, en un acontecimiento nacional, mediante la atención del pedido que el profesor de literatura del liceo de Paso de los Toros le hiciera por carta al senador Zavala Muniz, de conseguir pasajes para que sus alumnos pudieran asistir a una función de El león ciego. Amén de haber accedido al pedido de aquel profesor, en el mes de noviembre, senadores y diputados aprobaron un proyecto por el cual se autorizaba a entregar a laComisión Municipal de Teatros de Montevideo, la suma de $ 25.000.00 para contribuir a una gira de la Compañía de Comedia Nacional por las principales ciudades del interior (*XI). Garantizando ésta a su vez, que por lo menos una de sus funciones en cada localidad del país, sería gratuita.
En la Cámara de Representantes, al tratar el proyecto y fundamentar los diputados su voto afirmativo ?no hubo fundamentos por la negativa en ninguna de las dos cámaras? se habló sobre contemplar la necesidad intelectual y estética de las distintas poblaciones del interior del país, haciendo llegar a estas compañías hasta los más extremos y modestos pueblos del interior de la República, ya que se consideraba que la campaña nuestra ha estado siempre muy abandonada, en muchísimos aspectos. Este es uno de los principales. (*XII)
Analizando el proyecto de creación de un Teatro del Estado en la órbita del SODRE, que en pocos meses se transformaría en el proyecto que diera lugar a la creación de la Comedia Nacional desde la Intendencia Municipal de Montevideo, Blixen Ramírez escribía en las páginas de El Plata lo siguiente:
...el proyecto no penetra deliberadamente en detalles dejados a la reglamentación pero fija no obstante dos normas que definen las características de las actividades que se aspira a desarrollar, una es la determinación del precio máximo a regir en esos espectáculos, que asegura por primera vez para las temporadas oficiales una característica popular que facilite la difusión cultural que se persigue con ellos, la otra es la inclusión en el repertorio de la obligación de llevar a escena obras clásicas o representativas del teatro contemporáneo con lo cual aún cuando el aporte de la producción nacional no fuera de los primeros tiempos todo lo valioso que se desea siempre la temporada podría cumplir una elevada finalidad educativa. (*XIII)
Sí; como dice Jorge Abbondanza, la Comedia Nacional es producto de una etapa de la cultura nacional (*XIV). Pero lo es también de una etapa especial del relacionamiento entre el Estado y la cultura. De la política y sus hombres con la cultura y sus hacedores.
Del convencimiento de que la popularización de la cultura alimenta la democracia, Debemos alejarnos de un teatro de élite, acercar a las grandes masas, sin desmejorar la calidad (*XV). Ese fue la ideología con la que nació la Comedia, y seguramente uno de los elementos que le permitieron perdurar en el tiempo.
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(*I) RAMA, C. y DELGADO, G. EL ESTADO Y LA CULTURA EN EL URUGUAY. Análisis de las relaciones entre el Estado y la actividad privada en la producción de bienes y servicios culturales. F.C.U., Montevideo, 1992. Pp. 13 a 17.
(*III) Constitución de la República Oriental del Uruguay, Plebiscitada el 19 de abril de 1934, Sección II, Derechos, deberes y garantías, artículos 32 y 33. Estos artículos permanecen aún en la actual constitución.
(*IV) RAMA, C y DELGADO, G. Ob. Cit. p. 18.
(*VI) Una buena descripción de esta red es la que hacen RAMA y DELGADO en el trabajo ya citado.
(*VII) SERRA, Oscar. Comedia Nacional. Crónica del acontecer de su vida institucional. Tomo 1. 1947 ? 1957. En este trabajo, el autor expone con detalle los aspectos sobresalientes de éste proyecto así como toda la serie de intentos previos a la creación de la Comedia Nacional de crear una institución teatral nacional. Dicho proyecto incluía la creación de la Compañía de Arte Dramático. Pp. 17 a 19.
(*VIII) Tomado de SERRA, Oscar. Ob. Cit. Pp. 19 a 23.
(*X) Idem. P. 34. Al mismo tiempo, Blixen Ramírez aprovechaba la ocasión para quejarse de la impopularidad e improcedencia del nuevo impuesto que el Estado le estableció en el mes de enero de 1946 a las entradas de los espectáculos teatrales, con su lógica repercusión sobre los precios de las mismas.
Palabras del senador Haedo citadas en VANRELL DELGADO, Juan María. La historia de la COMEDIA NACIONAL, I.M.M., Montevideo, 1987. P. 22.
(*XI) Senador Haedo, 74ª. Sesión Ordinaria de la Cámara de Senadores, 10/11/1947. pp. 66 ? 68.
(*XII) Diputados, Barrios Amorín y Silva, en la 117ª Sesión Ordinaria de la Cámara de Representantes, 17/11/1947. P. 667.
(*XIII) BLIXEN RAMÍREZ, José Pedro. Teatro del Estado... en serio. El Plata, 01/02/1947. Tomado de SERRA, Oscar, Ob. Cit. P. 40
(*XIV) ABBONDANZA, Jorge. Esto ante todo. En 50 años Comedia Nacional. I.M.M., Montevideo, 1997. Pp. 17 ? 21.
(*XV) CANDEAU, Alberto (integrante del primer elenco de la Comedia Nacional), citado por REYNO, Osvaldo. Una maquinaria viva. En 50 años Comedia Nacional, Ob. Cit. P. 33.